Hoy hemos vuelto con las preguntitas. Esta vez no era ese alumno mío de 12 años que le parece esta vida una mierda. No, ha sido otro. Éste me ha preguntado: "¿Pero, profesora, qué es eso de la rectitud?". Claro, eso me pasa por comentar con ellos la película "El club de los emperadores" y lógicamente ese momento cumbre en que el profesor, que ya todos conocemos, cita a Sócrates y le dice a sus alumnos:
“Lo importante no es vivir, sino vivir en rectitud”.
Yo, pobre de mí, por una educación en valores me veo así, sólo pretendía hacerles ver la importancia de una vida llena de honradez y de verdad. Sin embargo, no contaba con que la película tiene un tono pesimista, entremedias de los mensajes de la necesidad de honestidad y ética, subyace la idea de que por muy bueno que se sea, en el mundo a menudo triunfan la gente sin escrúpulos, sin importar cómo se consiga y a quien te lleves por delante. Por lo que me ha resultado en algún momento difícil reconducir el tema por la parte que me interesaba, a saber, que lo importante no es lo que se consiga, sino vivir en rectitud.
De ese modo, cuando aquel chico me preguntó, y debo decir que con cierto interés por la respuesta, que qué era eso de la rectitud, y tras haber agotado mis sinónimos de honestidad, honradez, integridad, dignidad y alguno que otro más, debo confesar que tuve que recurrir a ese truquito de profesor de devolverle la pregunta a los alumnos y le pregunté a ellos qué pensaban que significaba. Las respuestas fueron escasas y desacertadas, sobre todo, porque cuando empezaban a darle importancia a este valor, salió, esta vez sí, mi alumno "esta-vida-es-una-mierda" y haciendo honor a su nombre dijo: "¿Ves, profesora, como esta vida es una mierda? porque el que hizo trampas fue el que triunfó." Pero esta vez tenía ya una respuesta que me prestó un amigo y le dije: "Claro que, a veces, la vida es una mierda pero siempre merece la pena vivirla".
Al margen de que la respuesta no venía mucho al caso, otra vez se ha salido con la suya el niño y me ha devuelto la pelota. Este chiquillo intuyo que me va a dar mucho trabajo, porque al final soy yo la que vuelve a casa con las preguntas en la cabeza. Lo que es innegable es que lo de la rectitud tampoco está de moda. ¿Que por qué?...ah, esa es otra cuestión y, como siempre, más interesante que la respuesta.
Bueno, no me rindo, algún día, a lo mejor, tengo la respuesta perfecta...o no.