Hoy retomo el camino, la inquietud y el esfuerzo de escribir...
Amenazo, vuelvo a escribir en éste, mi blog, como una Reina Tuerta en un mundo de ciegos.

viernes, 10 de octubre de 2014

Vuelta a la vida, vuelta al teatro.

   Hoy, a la salida del trabajo y a punto de meterme en el coche, he visto a una compañera y amiga y he corrido hacia ella gritando: "¡He vuelto! ¡He vuelto!". Ella me ha abrazado y, entre risas, muchas, me ha preguntado si había vuelto de algún viaje astral y que, en cualquier caso, se alegraba de que estuviera ya entre nosotros. Después de reírnos un rato suponiendo e interpretando mis palabras, yo exclamé mirando al cielo "¡A la vida, a la vida, al teatro, al teatro!, ¡He vuelvo al teatro!, ¡He vuelvo al teatroooooooooo!". Ella, entonces, asintió, dándome con la sonrisa en la mirada esa aprobación cómplice que sólo una amiga teatrera como ella puede dar.
 
   Y sí, señores y señoras, he vuelto al teatro, que para mí es volver también a la vida. Porque hay tantos compartimentos en ella, tantos rincones que ventilar, que a menudo se nos olvida transitar por ellos. Sí, podemos engañarnos todo lo que queramos y decir y decirnos que esta vida que llevamos nos empuja y nos limita, que no deja de ser cierto, pero igualmente cierto es que la pereza, nuestra propia pereza, los hábitos, los que nosotros mismos elegimos, y la comodidad, te limitan mucho más. No nos mintamos, la mayoría de esos habitáculos que no transitamos son por decisión propia.
 
   Esta semana y después de demasiados años, demasiadas excusas, he vuelto a un grupo de teatro. Lo pensé y decidí de un día para otro. Ahora que lo pienso, las buenas decisiones de mi vida siempre las he tomado así, "a lo loco", imagino que tendrá mucho que ver con las intuiciones y con eso de  no pensar demasiado.
 
   Llevo sólo una clase, lo justo para recordar lo mucho que me gusta y lo viva que me hace sentir. Hacer teatro es jugar, es descubrir, es vivir. Entre esas paredes negras y en tan solo unas horas he abierto ya una habitación cerrada, la de la magia, la de puedo ser quien quiera ser. Tal vez, sea también la de la locura. No importa. Bendita locura. Bendita vida. Bendito teatro.
 
Marian (una teatrera).
 
 
 

4 comentarios:

  1. ... Que gran verdad! No hay límite más obtuso que el de nuestra zona de confort... El que nos deja sentados sobre la calabaza mirando pasar la vida que viven los otros, aquellos que nos parecen los osados, los valientes, los intrépidos, los piratas de la esperanza... Aquellos que arrancan a enormes trozos todo lo verde que tiene el amor...
    Levantarse de un solo salto y atusarse la ropa, pintarse una sonrisa y ofrecerse a la vida es de gente que tiene muchas agallas!

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  2. Pero bendita!!!! Me alegro muchiiiisimo y pásatelo pipa ;)

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  3. Amiga, espero que hayas retomado el teatro , justo en el mismo punto maravilloso donde lo aparcaste, temporalmente, o mejor dicho, donde lo aparcamos.
    salud

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