A mi madre nunca le gustó la Navidad. Mi madre odiaba el mes de Diciembre. Recuerdo cómo a finales de verano le solía gastar siempre la misma broma, le decía: "Mamá, cuando menos te lo esperes, ya está aquí la Navidad". Y a ella le entraba el demonio por el cuerpo. Mi madre tenía razones de sobra para odiar la Navidad, para odiar el mes de Diciembre, para temerle. Pero yo nunca la entendí. Tuve que pasar por lo mismo que ella para poder hacer mío su dolor y su "odio". Este mes está cargado de pérdidas familiares. En él he perdido, entre otros seres queridos, a mi madre, a mi abuela y ahora, en este diciembre, le ha tocado a mi tía Paca y a una amiga mía de "cuando éramos jóvenes". No creo que este mes tenga especialmente nada en contra mía ni de mi familia, pero la realidad es que sí quiero que pase pronto y con él sensaciones y recuerdos que no son los que quiero tener en mi alma cuando piense en ellas, en ellos. Porque el dolor aún emborrona demasiado sus recuerdos, su memoria.Ésta es la única foto que he encontrado en la que salen juntas. Es el día de la boda de mi tía y del brazo va, orgulloso por supuesto, mi abuelo Rafael.
Mi prima Manoli dice que ahora nuestras madres están juntas. Yo no tengo su certeza, aunque no hay nada ahora mismo en lo que me gustaría creer más. También dice que está segura de que el beso que le mandé con su madre ya le ha llegado a la mía. No sé si es cierto, pero mientras nos tendremos que consolar pensando en todos esos besos que sí les dimos, que sí nos dieron y que son nuestro mejor tesoro.
El mejor de los abrazos para mis primos Fali y Manoli.
Que los hombres no lloran, es una frase demasiado recurrente y casi machista para acallar la tristeza, la amargura e incluso la felicidad de un momento en los de mi género.
ResponderEliminarNo me considero menos hombre que nadie y me enorgullezco de sentir, manifestar y derrochar mis sentimientos como me dá la gana.
Ahora, por ejemplo, sentado frente al monitor no puedo reprimir esa ola caliente y borrosa que encharca mis parpados y lava mis sentidos; y la culpa la tienes tú Marian (para mi eras María Ángeles) con tu entrada.
Como bien dijiste éramos primos lejanos, distanciados por kilómetros y actitudes. Pero nunca es tarde para que a través de este y otros medios pongamos en común nuestras ilusiones, anhelos, decepciones y vivencias.
No hace falta que te diga que me apunto a los Piniella´s Blog, y tanto tú como tu hermano me tenéis como seguidor incondicional....así que aplicaros. Gracias por el recuerdo.
Saludos Okawango (Fali en idioma Corbachés)
Cuento contigo, primo. Un beso y mucho ánimo.
ResponderEliminarLa verdad es q la Navidad no es otra cosa q un sentimiento de vacio y nostalgia por las personas q no están. Yo comparto este sentimiento vuestro y también el dolor, pues también soy parte de la familia y he vivido otros acontecimientos semejantes en el seno de la mia. Las Corbachos fueron personas muy especiales, por eso no me cabe la menor duda de q están juntas y nos ayudan. Yo lo noto... noto como a veces me tienden la mano para hacer posible q las cosas salgan bien.
ResponderEliminarA la tia Paca también la recuerdo, nunca se me va la imagen suya viniendo en el bus Comes para ver a su hermana Carmela, mi abuela. Siempre q venia le ponía puchero pq decia q a mi abuela le salia muy rico. Q graciosa, y se traia un conejo en la bolsa pa hacerlo con arroz¡
Para mi ha sido algo inesperado, pues la última vez q la vi me alegré de lo bien q estaba (q por cierto fue en el hospital, cuando la tia Ángeles estaba ingresada).
Son baches de la vida por los que hay q pasar, aunque uno nunca esté preparado para afrontarlos. Desde aqui, mandarle besos a los primos Manoli y a Fali, mucho ánimo. Y otro muy fuerte a la tia Paca.
Te quiero, Virginia, sabes que eres de mis Corbachos favoritas,,,jajaja.
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