Sí, son ellas, inconfundibles. Son y siempre serán "la rubia y la simpática". Las conocimos Jesús y yo en un viaje a Croacia hace ya tres veranos y ése fue el apodo que les puso Cristina, esa maravillosa guía que teníamos, que cada mañana aparecía impoluta como sacada de la nevera (qué asco le teníamos,jajaja). En seguida conectamos y las flechas del amor, o de la amistad, que viene a ser lo mismo se dispararon por todos lados. Me siento muy orgullosa de todas mis amigas pero, en especial, de este par de bellas mujeres. Son fuertes aun cuando las fuerzas a veces les flaquean, creen como burras en el amor, cuando éste les ha vapuleado contra todas las rocas, son fieles a su amistad por encima del bien, del mal y de los hombres, y se siguen dejando la piel cada día persiguiendo sus sueños. Se me antojan invencibles, diosas supervivientes en un mundo en el que impera una normalidad gris, que ellas a fuerza de amor y amistad pintan cada día. Son mujeres honestas, sencillas, generosas, luchadoras, con una inteligencia y un humor fuera de lo común que las protege de tanta mediocridad cotidiana. Ellas, Elvira y Rosi, son mis amigas y si la vida fuera de merecerse o no las cosas, ellas sí vivirían en el Olimpo y las tratarían como las diosas que son. Aunque creo que sus debilidades son y siempre serán los simples mortales.
Os amo.
Juntos en Dubrovnik. Agosto de 2007. |
Yo también tengo la suerte de conocerlas y sí, tienes razón en todo. Ambas espectaculares en su forma de amar y tratar a los demás.
ResponderEliminarUn abrazo, Valeria.