"¡Vértigo, que el mundo pare, qué corto se me ha hecho el viaje!".
Esta mañana me he levantado con resaca, con la mejor de las resacas. De ésas que vienen cargadas de letras, de músicas, de estribillos que no te puedes sacar de la cabeza. Y acompañada, por supuesto, de una preciosa sonrisa tonta, con la que habré dormido toda la noche puesta. Y es que hay cosas que no fallan.
Anoche tuve el placer de asistir al concierto de Ismael Serrano en el Teatro Lope de Vega, aquí, en Sevilla, en una ciudad que en primavera te invita a cualquier cosa menos a quedarte en casa. Empezó a las nueve y fueron tres horas y media ininterrumpidas de buena música, de mejores letras y de buen saber hacer.
Debo confesar que, aunque llevo años oyendo su música, desde aquel mítico Atrapados en Azul, nunca lo había oido en directo. Así que ayer fue mi primera vez en algo, ahora que, como él dice, nos parece tan lejano y tan imposible poder vivir semejante experiencia.
La puesta en escena, como podéis ver en la foto, te atrapaba desde el primer minuto. Se asemejaba a una casa, a un salón, con su sofá, su aparador y su cuadro de Arthur Miller. Sí, ése que se casó con Marilyn. Siendo el hilo conductor de todo el espectáculo las historietas de los vecinos que habitan en dicha comunidad. Por cierto, qué vecinos, hay tanta humanidad en ellos, que al cabo de la noche es difícil no acabar enamorándote de alguno de ellos o, lo que no sé si es peor, reconociéndote en alguno.
El concierto lleva por título Acuérdate de vivir, y está tomado de las antiguas leyendas que aparecían en los relojes, como Memento vivere o Tempus fugit. Y sí, el tiempo efectivamente pasó, pero anoche y por unas horas fui la caperucita que quería volar, fui la adolescente que siempre recordará aquella huida, fui aquel pasajero del vagón que creyó reconocer a un antiguo amor, y fui esa loca republicana cantando Papá cuéntame otra vez y reivindicando la memoria del bando vencido. Y es que por algo estamos en Abril y su memoria vive en nosotros como aquella vieja leyenda del reloj.
Gracias, Ismael.
Mi primer disco de Ismael me lo regalastes tu. Mañana tenemos fila 2 en el Falla para emular tu gozo. Te quiero hermanita.
ResponderEliminarSaberse cómplice de esos momentos únicos que hacen de la vida la más hermosa de las aventuras... esa es la sensación que me quedó después de acabado el concierto... saber que acababa de vivir uno de esos encuentros en los que la mirada sencilla se llena de palabras y en los que tienes la total certeza de que "aunque tengamos miedo del futuro" alguien se sentará junto a nosotros en la quinta fila para agarrarnos de la mano
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