Hoy retomo el camino, la inquietud y el esfuerzo de escribir...
Amenazo, vuelvo a escribir en éste, mi blog, como una Reina Tuerta en un mundo de ciegos.

domingo, 8 de mayo de 2011

Mi árbol y yo


Esta tarde me ha llamado mi padre por teléfono y me ha dicho: ¿A ver si te suena esto que te he puesto?. Apenas sonaron a lo lejos las primeras notas de la canción, la reconocí. ¿Cómo no?, Alberto cortez, Mi árbol y yo, le dije. ¡Qué bonita es!, ¿verdad, hija?, me contestó él. Y entonces me ha contado que ha decidido ver menos tele y escuchar toda la colección de vinilos que tiene en su casa, que no es chica. Me refiero a la colección, no a la casa, porque junto a los que él compró durante toda una vida están los que yo dejé cuando me fui y los que mi hermano le regaló el día que se compró un maravilloso equipo de música pero en el que ya no se podían oir sus discos, ni los LP ni los singles.

Yo le he dicho que me parece una idea fabulosa pero que tenga cuidado con las canciones que oye, no vaya a ser que tanta emoción nos vaya a costar un disgusto. Él me ha dicho que no me preocupe que a él y a su edad estos "subidones" emocionales le ayudan a tirar para delante, o al menos le solucionan el día, que para el caso es lo mismo. Así que ahora y a estas alturas me lo imagino sacando y metiendo de sus plastiquitos a Lo mejor del 73, Los grandes éxitos de Rumba Tres, Los Tres Sudamericanos, El Unicornio Azul de Silvio Rodríguez, o preguntándose quién será esa Tanita Tikaram que uno de sus hijos dejó allí (yo, para ser  exacta). No sé si esta tarde se sentirá un poco menos solo o por el contrario los recuerdos serán demasiado dolorosos. Sólo sé que ya hace tiempo que decidió vivir en su pasado, en sus recuerdos, musicales como los de hoy, donde la vida era un poco menos cabrona y las letras de las canciones más dulces.




 
Mi padre y yo plantamos este árbol, de ahí el amor a esta canción


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