Hoy retomo el camino, la inquietud y el esfuerzo de escribir...
Amenazo, vuelvo a escribir en éste, mi blog, como una Reina Tuerta en un mundo de ciegos.

martes, 30 de noviembre de 2010

La vida a 10 minutos vista


Lunes. Voy hacia el coche, me monto, arranco y conduzco hasta casa. 10 minutos. Entro en casa, voy hacia mi cuarto, me pongo las zapatillas, bajo a la cocina, me tomo una pastilla y un vaso de leche. 10 minutos. Voy al baño, me tomo una ducha caliente, me pongo esa camiseta vieja que me hace sentir como si el tiempo nunca hubiera pasado y me meto en la cama. 10 minutos. Me subo la sábana cuanto puedo, me adentro en ella buscando un calor que no encuentro, Lola insiste en subirse a la cama, la subo, se pega a mi pecho, en su tacto consigo al fin ese calor y allí, sabiéndome escondida, espero el dulce efecto de la pastilla. 10 minutos. Los recuerdos se emborronan, el calor denso de las sábanas es mi escudo, la realidad y la imaginación se funden a los mil grados que parece estar mi cerebro, el tiempo se hace lento. 10 minutos. El sueño no llega, como tampoco esa ansiada pérdida de conciencia, ese deseo de no estar, esa necesidad de no ser. Una eternidad.

Martes. Ayer me dijeron que no intentara ver mi vida más allá de 10 minutos. Por lo visto es un acto de supervivencia. Debí de hacerlo bien. He sobrevivido. Hoy aún no tengo ninguna consigna, pero la razón, ésa que va y viene y se me esconde, me dice que mejor no piense. Lo malo es cuando sentir es aún peor que pensar. No pensamos para no crear dolor. Sentimos para perdernos en él. Hoy, como ayer, mi objetivo será sobrevivir a la paradoja vital de este último día de noviembre, frío, lluvioso y triste.

2 comentarios:

  1. En realidad, como desconozco la sustancia del asunto y no quisiera pecar de hablar de lo que no se, me gustaríacompartir contigo una escena que me viene a la cabeza de vez en cuando en momentos en los que impera recurrir a los 10 minutos de presente porque las cosas te abruman y te haces pequeño:

    Desde que era chico imagino a Arturo, con pesada armadura, sudando frío ante el miedo a la batalla. Miles de sajones enfrente, sedientos de guerra, embrutecidos, reclamando sangre, más parecidos a bestias que a seres humanos. El fin se acerca.
    Él cree en sus valores de igualdad, que expresa cuando sienta a sus caballeros en una mesa redonda donde nadie preside, y tiene a su mando un puñado de hombres que aunque pocos, son más parecidos a hombres que a bestias.
    Mira a Lancelot y sabe que Ginebra lo quiere más que a él. Observa a Perceval y ve a un amigo que aunque inculto y campesino tiene un corazón de rey. Galahad es sólo un crío, y Bors está viejo y cansado. Sabe que Tristán está más veces pensando en dejarse matar en el campo de batalla que soportar no tener a Isolda con él. Ve que Gawain que se debate entre no desvelar el secreto de un amigo y no traicionar a su rey. Mira a Mordred y desconfía hasta la médula de su propio hijo.
    Vaya grupo de perros acabados, piensa. Estamos en las últimas. Hoy dejaremos la piel aquí, y hasta el alma misma. Pero son mis perros, corrige. Lo mismo no hay nada más allá de este día; sólo están estos diez instantes antes de la muerte. Haya lo que haya después, ya lo veremos. Pero se que estos perros acabados y fieles hasta en las últimas se partirán el alma por mí, y enfrentaremos a mil demonios y a los que haga falta... con dos cojones.

    En la mesa redonda, yo brindo contigo, Reina. Y brindo por ENFRENTAR a lo que sea que nos venga al paso, con mi ayuda y con los de todos estos. Y para lo que hay tras los 10 minutos estamos aquí: para coger el Infierno... y darle la vuelta.

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  2. Es imposible reducir la vida a cinco ni a diez ni a treinta minutos, sería prostituir el futuro a un "buen ratito". La vida es maravillosa y siempre será maravillosa aunque role el viento y demos bandazos por el temporal, qué sería el mar sin una tormenta, qué sería una vida de diez minutos ¡nada! La vida es eterna, como es eterno el amor (mientras dure, que dice el maestro Serrano, don Ismael). Rebélate contra la vida de diez minutos. Rebélate con todas tus ganas. El pasado no puede ser excusa para disfrutar y comerse el futuro. Diciembre siempre fue un mes frio, hace tres años lo fue más, pero ni si quiera eso es excusa para el calor de la vida, la vida larga. Nunca una buena película duró diez minutos.

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